Episodio 10:

Los 3 hábitos que cambiaron mi día a día (y mi forma de vivir).

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A veces pensamos que para cambiar la vida necesitamos un golpe de suerte o una revelación mágica. Pero la verdad es que hay transformaciones que empiezan por decisiones simples y sostenidas. En este episodio quiero contarte tres hábitos que erradiqué y que marcaron un antes y un después en mi vida.

No fue de un día para el otro. Fue un proceso. Pero hoy, después de haber transitado ese camino, puedo decir que valió la pena.


1. Dejar de agarrar el celular apenas me despierto

Durante años, lo primero que hacía al abrir los ojos era mirar el celular. Notificaciones, mensajes, redes sociales, calendario… todo me invadía en segundos. Pero descubrí que este gesto tan común tiene consecuencias más profundas de lo que imaginamos.

¿Por qué no usar el celular ni bien nos despertamos?

  • Aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

  • El cerebro pasa de 0 a 100 en segundos. Se activa el sistema de alerta.

  • El uso inmediato del celular genera sensación de urgencia y ansiedad.

  • Bloquea el espacio para el pensamiento propio. Entramos en modo reactivo, en vez de arrancar con intención.

  • Afecta la productividad: la dopamina que se libera al revisar redes genera micro recompensas y dependencia. Podemos perder entre 30 y 60 minutos escroleando sin darnos cuenta.

¿Qué hice yo? Junté dos hábitos saludables en uno: no tocar el celular al despertar y recibir luz natural ni bien me levanto. Cuando vuelvo de llevar a mis hijos al colegio, ahí recién arranca mi día laboral. Hasta entonces, no reviso el teléfono, salvo que necesite chequear algo puntual como mensajes del grupo de la escuela.

Ese tiempo a la mañana, sin pantalla, me permite arrancar con claridad y enfoque. No me siento invadida. Y eso cambia todo.


2. No usar el celular antes de dormir

Así como el celular altera nuestras mañanas, también interfiere en nuestras noches. Desde que puse mi celular en modo nocturno a las 22:00, mi descanso mejoró notablemente. ¿Por qué?

Esto dice la ciencia:

  • La luz azul inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.

  • Estimula el cerebro cuando debería desacelerarse. Nos cuesta conciliar el sueño y dormimos peor.

  • Aumenta la ansiedad nocturna. Nos vamos a dormir con las preocupaciones del mundo en la cabeza.

  • Se ha demostrado una relación directa entre el uso excesivo del celular en la cama y síntomas de insomnio y ansiedad crónicos (Journal of Behavioral Addictions).

¿Mi solución? Reemplazar la pantalla por un libro. Sí, tengo un vicio con las series. Me cuesta ver solo un capítulo. Por eso prefiero no empezar. Leer me ayuda a relajar, a desconectar y a descansar de verdad. Si leer te da sueño, ¡mejor! Dormir bien es lo que necesitás.


3. Dejar de tomármelo todo personal

Este fue un cambio de paradigma. Dejar de sentir que todo lo que hacen los demás es “contra mí”. Desde una clienta que no responde un mensaje hasta alguien que me encierra con el auto. ¿Te pasó?

La clave está en entender que la mayoría de las personas no actúan contra nosotros, sino desde sus propias circunstancias. Tal vez esa clienta está atravesando un mal momento. Tal vez el conductor está teniendo el peor día de su vida.

Empezar a practicar la empatía me ayudó a dejar de vivir en un estado reactivo. Y lo practico también como madre. Cuando mi hija sale del colegio y me habla mal, no reacciono. Me pregunto: ¿qué habrá vivido durante el día? ¿Por qué descarga conmigo? Porque yo soy su lugar seguro.

Le pregunto cómo estuvo su día, qué fue lo mejor. Y si me duele su trato, se lo digo: que yo también tengo sentimientos y que lo que ella hace me afecta. Este tipo de conversación no es sencilla, pero es parte de la crianza consciente.


Somos una generación bisagra

Esto lo hablábamos en el Campamento Emprendedor. Somos una generación que viene a reparar. Nos criamos de una forma, pero estamos dispuestas a repensarla y cambiarla para criar distinto.

Predicar con el ejemplo es eso: ser la persona que queremos que nuestros hijos sean. No solo decirlo, sino hacerlo.

Y estos tres cambios —dejar el celular a la mañana, dejar el celular a la noche, y dejar de tomármelo todo personal— son para mí una forma concreta de construir una vida mejor.

¿Te sentís identificada con alguno? ¿Qué hábito te gustaría cambiar?

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